Casillero N. 27

Las luces rojas alumbran el cuarto del casillero número 27, las paredes negras cubiertas de pincelazos de colores neón marcan los pasillos alfombrados que apestan a cloro. Tu espalda ancha y formada se despide del sauna, te contonea hacia las calles, te entregas a la desafortunada noche.

Allá afuera te sientas frente a tu rebanada de pizza, una mosca se para sobre el pepperoni. -A las 4 de la mañana no hay moscas- se dice a sí mismo, siempre hay vida en Nueva York; no importa la hora. Tu chamarra de cuero te cubre del fríisimo y la música de fondo persigue tus sentidos. I'm the walrus te repites.

No hay nadie en tu departamento, sacas un Marlboro y te pones a fumar... Ves allá afuera, la ciudad roja... la contemplas. 

Lejos de vuelta en casa está tu mamá escogiendo regalos para navidad, el olor a ponche se avecina, escoge suéteres de para regalar.
Mientras tanto tú inhalas popper, fumas mota, te deslizas en los cuerpos de los hombres y te olvidas de que alguna vez explicaciones tuviste que dar.

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