Volpi por la mente.

La noche se llenó de estrellas, todas nos acompañaban con el cigarro nocturno, menos 3 grados es la temperatura, pero aún así se siente el calor de hogar.

El blanco de la nieve contrasta la noche, se ve clarísimo el lago frente a nosotros. Los venados se atraviezan a veces, y tu y yo fumamos, como lo hacíamos cuando teníamos quince años.

Me preguntaba como sería Cleveland... recuerdo, siempre no me lo perdí.

Cosas que ocurren, cosas para uno que se viven, que nadie más podrá entender, veo tu carita en tu escritorio, orgulloso de tus logros. Tratando como siempre de abarcarlo todo, martirizado por lo que hacen los demás y cual será tu siguiente paso en la conquista de ese lugar. No debí decirte mis secretos, solo destruyes a los demás. Ya después llegará alguien a ponerte un alto.

La nieve es fría, hermosa... e inolvidable. Ya no me da miedo, ya no me importan los extremos. Mi sensibilidad hacia lo brusco se ha ido al mínimo. Con los golpes se aprende, se vuelve uno fuerte. La oscuridad  es hermosa cuando la aprendes a apreciar.

Te veo allá, pensado en ropa y vanalidades. Yo pienso en Volpi, en que jamás me gustaría conocerlo.
Por lo mientras dejo que Delia Galván me crucifique de vez en cuando en las clases de literatura y así volverme como ella un poquito más.

El aire frío me destapa los pulmones, me revive la conciencia, tú estás a mi lado, te pienso, te miro, te extraño como cuando me dijiste esa vez. "Te amo" con tu carita y tus ojos azules.

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