Con olor a lluvia

I
Siempre hay cambios en la vida, algunos más fuertes que otros, depende del día y del humor del destino, de la estación del año o de la historia personal que cada uno tiene y sus antecedentes. Los cambios siempre nos marcan, nos hace crear algo nuevo y destruir lo que nos envuelve, los cambios desencadenan preguntas, misterios y enigmas propios que cuestionan siempre los que llegan a tí y no tienen ni la menor idea del porque actuas de alguna u otra forma, para mí fue peculiar mi cambio que llego en una tarde de verano.
Eran las 3 de la tarde, estaba parado casi en la esquina de la única panaderia integral que existía en mi ciudad; mis piernas me temblaban y mi corazon latía muy rápido, tenía pavor de dar unos simples pasos a la vuelta de la esquina y llegar a ese pequeño restaurante en la alameda.
Recuerdo que era un 9 de mayo, hacía calor y yo tenía puesta una playera de color azul rey, unos jeans y unos zapatos de color negro. Mi cabello estaba recien cortado, paradito por el gel y mi ropa olia a perfume Eternity.
Pasaron 10 minutos y aún no me atrevía a caminar, me moría de ganas, pero mi mente daba miles de vueltas y guardaba miles de razones que me detenían a dar simples pasos.
Estuve a punto de regresarme arrepentido por haber concretado la cita, pero a la mera hora agarré valor y caminé enfrente del restaurancito.
Recuerdo que era un 9 de mayo, hacía calor y yo tenía puesta una playera de color azul rey, unos jeans y unos zapatos de color negro. Mi cabello estaba recien cortado, paradito por el gel y mi ropa olia a perfume Eternity.
Pasaron 10 minutos y aún no me atrevía a caminar, me moría de ganas, pero mi mente daba miles de vueltas y guardaba miles de razones que me detenían a dar simples pasos.
Estuve a punto de regresarme arrepentido por haber concretado la cita, pero a la mera hora agarré valor y caminé enfrente del restaurancito.
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